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Panteón de Agripa

En este artículo nos adentraremos en el monumento mejor conservado de la antigua Roma, El Panteón de Agripa (o Panteón de Roma). Vamos a hacer un análisis en profundidad acerca de su historia, su arquitectura y, por qué no, algunas curiosidades que seguramente no conocías. ¿Preparado? ¡Comencemos!

Historia del Panteón de Agripa

Empezamos esta historia alrededor del año 27 a.C. cuando el Cónsul Agripa, que además era yerno del emperador Augusto, construyó un templo dedicado a todos los dioses, por esta razón, más adelante su nombre sería Panteón de Agripa.

El sitio escogido fue un terreno extramuros ubicado al norte de Roma, conocido como el campo de Marte.

Este templo tenía forma rectangular como cualquier templo romano de la época, y  poco a poco la zona se fue llenando de más  monumentos. El panteón de Agripa se  mantuvo en pie varios años hasta que colapsó por un incendio en tiempos de Nerón.

En el año 80 d.C. Domiciano lo reconstruyó, pero volvió a ser destruido en el 110 d.C. sin que quedara  piedra sobre piedra. Cerca al año 120 d.C., el emperador Adriano decidió mandar a construir un panteón completamente nuevo con formas nunca antes vistas en un templo romano.

No se sabe con certeza quién fue el arquitecto autor de esta obra, aunque suele ser atribuida a Apolodoro de Damasco. La idea era construir un templo de planta circular con una cúpula y, aunque ya existían las  cúpulas, jamás se había construido una tan grande.

Tras su construcción y alrededor de 2 siglos después de que Adriano mandase construir el Panteón de Agripa, llegamos al año 313, año en el que el emperador Constantino I promulga el edicto de Milán donde se ponía fin a la persecución a los cristianos y se les permitía practicar su culto con libertad.

Además de ser un momento clave en la historia de la arquitectura paleocristiana, también fue el inicio del fin del Imperio Romano. Y es que el crecimiento del cristianismo en el imperio fue tal que durante el reinado de Teodosio I, el cristianismo pasó a ser la religión oficial del imperio, reemplazando todo culto existente.

A partir de entonces los templos paganos (no cristianos) empezaron a ser derribados, pero las formas únicas del Panteón no evocaban a los templos paganos, así que no hubo mayor problema con conservarlo, aunque muy seguramente por esta época desaparecieron todas las estatuas de los dioses romanos.

Cuando el emperador Constantino I tomó el poder del Imperio Romano, decidió trasladar la capital de Roma a Constantinopla, y desde ahí, en el año 608 el emperador Focas regaló el templo (el Panteón de Agripa) al papa Bonifacio IV que lo consagró como una iglesia cristiana, bajo la advocación de Santa María de los Mártires, uso que se ha mantenido ininterrumpidamente hasta la actualidad.

Con el cambio de culto, naturalmente empezaron a aparecer elementos cristianos dentro del edificio.

En el año 663 el papa Vitaliano invitó a Roma al emperador Constante II, el cual, al retirarse permitió que sus tropas saquearan la ciudad llevándose, entre otras cosas, las tejas de bronce del Panteón de Agripa que, posteriormente, fueron reemplazadas con otro material.

Mientras los siglos transcurrían por la antigua Roma, el entorno evolucionó pero el Panteón permaneció sin cambios significativos, más allá del deterioro notable. El mármol blanco que cubría el exterior  desapareció casi en su totalidad dejando a la vista los ladrillos romanos (con los que fue construido el muro) así como el bronce de la cúpula fue robado, las letras y el águila del frontón también  desaparecieron.

En el interior del edificio los elementos decorativos de la cúpula también fueron sustraídos, dejándola totalmente al descubierto.

No fue hasta el año 1435 cuando el papa Eugenio IV hizo restaurar el monumento, liberándolo de las edificaciones anexas y consolidando nuevamente una plaza, llamada “Plaza de la Rotonda”. “La Rotonda” era el nombre no oficial con el que los antiguos romanos se referían al Panteón de Agripa.

Por esta época, también fue sede de la Academia de los Virtuosos de Roma y, al igual que en muchos templos católicos, en el Panteón también había lugar para sepultura. En este caso, en su mayoría fueron  personajes ilustres, por lo que desde la época del renacimiento, el término panteón se fue asociando con monumento funerarios para personajes importantes, llegando incluso a ser  sinónimo de cementerio en determinadas regiones.

Aproximadamente dos siglos más tarde, allá por el año 1623, se empezó la construcción del Baldaquino de la Basílica de San Pedro, obra del arquitecto Gian Lorenzo Bernini, y se dice que el material usado sería el bronce de la cercha del pronaos del Panteón de Agripa y que con el material sobrante se hicieron algunos cañones para el castillo de Sant’Angelo. Mientras que las cerchas fueron reemplazadas por unas de madera.

Por esta época, además, se agregaron dos campanarios al Panteón, con el diseño de Bernini. Esta modificación no fue muy bien recibida y las torres fueron apodadas como “orejas de asno”. Pocos años más tarde se trasladó desde otra parte de la ciudad hasta la plaza de la Rotonda un pequeño obelisco egipcio de la época de Ramsés II. Y se adaptó como parte de una fuente.

Cerca del 1750, se hizo una de las intervenciones que más alteró el edificio: se modificó la galería del segundo nivel, agregando frontones en las ventanas y retirando las pilastras y las celosías.

Finalmente, a finales del siglo XIX, el monumento pasó por un proceso de restauración donde las torres y  otros anexos posteriores al edificio original fueron retirados, las letras de bronce bajo el frontón fueron restituidas y en el interior, con base en grabados y pinturas antiguas, parte de la galería que había sido alterada, fue devuelta a su estado original para que pudiera verse como era antes.

En 1980, el centro histórico de Roma fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, incluyendo al Panteón de Agripa en esta declaratoria.

Arquitectura

Para hacer frente a la construcción de un templo de dimensiones tan colosales y con una cúpula, era necesario afrontar el reto desde un punto de vista estructural.

Estructura

En la parte inferior de la estructura, soportando todo el peso y empujes de la enorme cúpula, nos encontramos con el tambor, un enorme muro circular de 6 metros de espesor. Un muro tan grueso significa un gasto de material enorme y, por consecuencia, mucho peso.

Para contrarrestar este problema, el inteligente arquitecto (quien quiera que fuera), decidió que se retiraran las partes del muro donde se iban a soportar menos cargas. El problema con esta idea es que en un muro circular, si está bien ejecutado, todas las partes trabajan en conjunto y todas ellas soportan las mismas cargas.

Por eso es que los romanos se aseguraron de dirigir las cargas hasta las zonas más fuertes del muro y liberar de cargas los espacios suprimidos. ¿Cómo lo hicieron? Con una serie de arcos de descarga a lo largo de todo el muro. De este modo, las cargas estaban distribuidas equitativamente entre todos los arcos, y esto permitía ahorrar material y ganar superficie útil en el interior.

Las zonas suprimidas del interior generan unos espacios destinados para las estatuas de cada uno de los dioses para los que fue construido el panteón. Por si los 6 metros de espesor de muro no fueran suficientes, se reforzaron las aberturas con columnas y arcos rebajados.

Cúpula

La cúpula fue hecha con una serie de anillos, hechos con un material que los romanos dominaron hace 2000 años y que hoy se sigue usando: el hormigón.

Este consiste, básicamente, en mortero mezclado con piedras y, por muy ridículo que parezca, ahí está la clave del éxito de esta gran cúpula y de todo el edificio. Y es que las partes más bajas de los anillos de esta cúpula, como debían soportar más cargas, tenían que ser más pesadas. Por eso las piedras que se agregaban al mortero eran de mármol travertino.

Por otro lado, los anillos superiores no tenían que soportar tantas cargas y debían ser más livianos para no ejercer tanta presión sobre los anillos inferiores, además de para no caer por su propio peso. Para conseguir esto la piedra que se agregó al hormigón era piedra pómez, una piedra de origen volcánico y altamente porosa.

Lo curioso de la cúpula del Panteón de Agripa es que esta no cubría completamente el espacio, sino que se cuenta con una abertura circular de 9 metros de diámetro, llamada óculo. El óculo y la puerta de acceso son las únicas  dos entradas de luz en todo el lugar.

En ciertos días del año, la luz se comporta de formas peculiares. Por ejemplo, durante los equinoccios la luz se verá proyectada sobre la base de la cúpula. Y también cada 21 de abril, la luz cae directamente  sobre el acceso. Pero esto no es casualidad, ya que justamente ese es el día en que se fundó Roma.

Pero sin lugar a dudas el más impresionante ocurre durante el solsticio de verano, cuando la luz incide de forma completamente vertical.

¿Te has dado cuenta? Sí, el óculo también deja pasar la lluvia. Esto es inevitable. Pero, ¿cómo solucionaron el problema de tener agua en el interior? Te lo explicamos más adelante.

Por último, existe un elemento adicional en el diseño de la cúpula que juega un papel crucial: los casetones. Estos son una serie de vacíos que se le hicieron al interior de la cúpula y que sirven para aligerar aún más la estructura.

De estos, en total se hicieron un total de 90 casetones (5 filas de 28 casetones cada fila) que disminuyen en tamaño a medida que se acercan al óculo. Además, también cabe destacar que los casetones también fueron decorados con piezas de bronce.

Interior

El primer elemento que llama la atención al ingresar al interior del Panteón de Agripa es el suelo, ya que fue ricamente ornamentado con mármol travertino y otras piedras de diferentes colores (blanco, gris, negro y rojo) en diseños geométricos sencillos de cuadrados y círculos.

¿Recuerdas que antes hemos dicho que el óculo, la apertura en la cumbre de la cúpula, deja pasar la luz pero también la lluvia? Pues bien, el arquitecto se las ingenió para solucionar el problema de que entrase la lluvia al interior. ¿Cómo? Evacuándola. Para ello el suelo es ligeramente curvo, permitiendo expulsar el agua hacia los lados para que se desaloje a través de unos canales ubicados en el perímetro interior del muro.

En segundo lugar debemos hablar acerca de la galería superior. Esta fue decorada con pilastras y las ventanas fueron cubiertas con celosías, ocultando completamente el sistema de arcos que existe detrás de ella.

En los nichos del muro se pusieron las estatuas de los diferentes  dioses, además se construyeron edículos  alrededor de la sala para tener lugar para  las esculturas de los dioses que hacían falta.

Exterior

Para poder unir la rotonda con el pórtico de entrada al templo, se construyó un elemento de transición con dos grandes nichos, destinados para 2 estatuas: una del Emperador Augusto y la otra del Cónsul Agripa, ambas traídas desde el primer templo.

Hacia la fachada principal aparece el pronaos,  este es un espacio a la entrada de los templos  griegos y romanos, en este caso dando  la apariencia de un templo octástilo, es decir que tiene 8 columnas en la fachada principal, sobre las cuales tenemos unos arcos para soportar el peso de la cubierta, que tiene una cercha con vigas de bronce y delante de esto, el frontón.

Este fue decorado con un águila de bronce y para proteger la cúpula, se  le pusieron planchas de bronce encima. El resto del exterior del edificio también estaba cubierto de mármol. Como último detalle, en torno al edificio se construyó una galería que enmarcara el espacio. Y así en el año 125 d.C. el emperador Adriano terminó de construir el Panteón de Agripa, es decir el templo de todos los dioses.

Durante los próximos años, el templo permaneció en uso. Desde afuera parecía un templo común y corriente, pero al entrar, el visitante se encontraba con algo nunca antes visto: un espacio completamente circular, con una única entrada de luz a través del óculo, haciendo de este un lugar dinámico, ya que cada día y a cada hora el rayo de sol incide en una zona diferente del espacio.

El Panteón de Agripa en Roma es especial por muchas razones. Pero una de ellas es que es el monumento mejor  conservado de la Roma antigua gracias al uso permanente de la iglesia Católica, dándonos una idea de lo grandiosa que pudo ser toda la  ciudad de Roma en su mayor esplendor.

Además su configuración de pórtico presidiendo una cúpula ha sido copiada en cientos de edificios a lo largo de los siglos, de la misma manera que lo ha sido su cúpula con casetones. Estos son algunos de los motivos por los que podemos decir que el Panteón de Agripa es uno de los edificios más influyentes de la historia.

Curiosidades

¿Por qué se llama “Panteón de Agripa”?

Por algún motivo que se desconoce, no necesariamente humildad, al emperador no le gustaba que su nombre figurara en sus obras, así que el nombre que aparece en la fachada principal del edificio, es el de Agripa, el gestor del primer panteón, por lo que se popularizó el nombre de Panteón de Agripa, aunque este no tuvo absolutamente nada que ver con esta obra, ya que todo fue muy posterior a él y gestionado enteramente por Adriano.

¿Qué diámetro tiene la cúpula?

Otro de los grandes detalles del panteón está en los números. El diámetro de la base es de aproximadamente 43,4 metros, exactamente lo mismo que la altura desde el suelo hasta el óculo. Es decir, que dentro del Panteón puede inscribirse perfectamente una esfera de dicho diámetro.

Con estas dimensiones la cúpula del Panteón es, hasta la fecha, la más grande del mundo construida en hormigón no armado, es decir sin refuerzos metálicos. Pero por si  eso no fuera suficiente, solo pudo ser superada más de mil años después y solo porque  se usaron otros sistemas constructivos.

Un agradecimiento especial a Andrés Cervantes, de ArquiCultura, porque la información de este artículo está basada en su vídeo acerca del Panteón de Agripa: