«Lo que hace peculiar y distinto a Juan O’Gorman de la mayor parte de los hombres notables es la integración que supo hacer de dos facultades que, en la mayoría de los seres humanos, se dan completamente escondidas: la que define a los artistas y la que produce a los científicos» — Ida Rodríguez Prampolini, O’Gorman (1999)
Biografía y vida de Juan O’Gorman
Juan O’Gorman, una figura destacada en el mundo de la arquitectura y el arte mexicano, dejó un legado perdurable que trasciende generaciones. Nacido el 6 de julio de 1905 en la Ciudad de México, su infancia estuvo marcada por un entorno culturalmente rico y una familia comprometida con el arte y la creatividad.
Desde una edad temprana, O’Gorman demostró un talento excepcional para el dibujo y la pintura, lo que le llevó a explorar diversas formas de expresión artística. Sin embargo, fue su inclinación por la arquitectura lo que definiría su carrera y dejaría una huella indeleble en la historia del diseño mexicano.
Después de completar sus estudios en la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan O’Gorman se embarcó en una trayectoria profesional que fusionó magistralmente su pasión por la arquitectura con su compromiso con la identidad cultural mexicana.
Influenciado por el movimiento funcionalista europeo (sobre todo de arquitectos como Le Corbusier) y el legado de los muralistas mexicanos, como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, O’Gorman desarrolló un estilo único que integraba la funcionalidad con la estética y el simbolismo.
Uno de los hitos más significativos en la carrera de Juan O’Gorman fue su colaboración en la construcción de la Casa Estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo en San Ángel, un proyecto que reflejaba su habilidad para integrar la arquitectura con el entorno natural y cultural. Más adelante en este mismo artículo hablamos más acerca de esta obra suya.
Además de su trabajo como arquitecto, Juan O’Gorman también incursionó en la pintura y la escritura, demostrando una versatilidad artística impresionante. Sus pinturas, caracterizadas por su estilo surrealista y su paleta de colores vibrantes, capturaron la esencia de la vida mexicana y la complejidad de la experiencia humana.
La influencia de la arquitectura en la vida de O’Gorman no se limitó a su trabajo profesional; también permeó su visión del mundo y su compromiso con la justicia social y la preservación del patrimonio cultural. Como defensor apasionado de la arquitectura funcionalista, Juan O’Gorman abogó por un enfoque holístico del diseño que tuviera en cuenta las necesidades del usuario.
A lo largo de su vida, Juan O’Gorman recibió numerosos reconocimientos por su contribución al campo de la arquitectura y las artes visuales. Su legado perdura en obras icónicas como la Biblioteca Central de la UNAM, un monumento impresionante que combina la funcionalidad moderna con elementos inspirados en la rica tradición arquitectónica de México.
Más allá de su habilidad técnica y su visión innovadora, lo que distingue a Juan O’Gorman es su profundo compromiso con la cultura y la identidad mexicanas. Su trabajo no solo transformó el paisaje urbano de México, sino que también sirvió como un recordatorio poderoso de la importancia de mantener vivas las raíces culturales en un mundo en constante cambio.
Obras más relevantes
Corría el año 1929 y había un joven arquitecto de 24 años que hizo su primera casa en una colonia mexicana en donde abundaba el estilo francés. Alrededor de ella habían muchas casas elegantes coloniales, pero él traía ideas nuevas.
No quería repetir lo mismo que se estaba haciendo en esa época y trajo ideas modernas de Europa, mucho más sencillas y sin adornos. Era lo que estaban haciendo arquitectos como Le Corbusier, y esto a los vecinos no les pareció muy divertido. Era una casa pequeña con unas escaleras que salían de ella, planta libre y columnas en fachada.
La sorpresa llega cuando, al verla, algunos vecinos decían que era una aberración. Incluso llegó a haber gente que quería que le quitaran el título de arquitecto a este joven.
Es en este momento donde Juan, que ya ha causado polémica, lo busca una vieja amiga de la infancia y junto con su esposo le dijeron «Oye, ¿sabes qué? Me gustan tus ideas. Nada tiene acabados de lujo, las instalaciones se ven y ni decoración tiene. Es la casa que necesitamos y queremos que hagas nuestra casa pero dándole un toque mexicano.«
Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo
Alegre por el encargo, hizo dos casitas más con estas ideas vanguardistas que trajo de Europa las cuales causaron aún más polémica. Los vecinos decían «¿Qué clase de casas son estas? ¡Están arruinando la colonia!«.
Sin duda alguna son obras que contrastan muchísimo con las de alrededor y muchos vecinos no toleraban estas ideas moderna. Simplemente no estaban acostumbrados a este estilo, lo cual es comprensible. Lo que ninguno de ellos sabía es que en un futuro estas casas iban a ser patrimonio nacional de México.
Tras haber pasado un tiempo en Europa estudiando las obras de los maestros del movimiento moderno, Juan estaba fascinado por las ideas que tenía Le Corbusier sobre la arquitectura funcionalista y trae esa arquitectura a México.
¿Qué quiere decir esto? Que la arquitectura tiene que cumplir con la función con la que está pensada para el usuario y nada más. Sin adornos, con materiales de la época, planta libre, el cuerpo sobre columnas aprovechando la azotea, económico pero no solo barato porque sí, sino poniendo en primer lugar que la casa funcione y no tanto que tenga decoración simple con el fin de que se pudiera construir en masa.
Siguiendo todas estas ideas, Juan hizo esta primera casa para su familia que, de hecho, compró él mismo trabajando con Carlos Obregón. De hecho es el primer arquitecto que trae todas estas ideas funcionalistas de Europa a México y está rompiendo todas las normas de lo que ya estaban acostumbrados antes. Ese es el principal motivo por el que causó tanta polémica.
Su obsesión por la arquitectura funcionalista fue tal que cuando hizo estas casas estudio, hubo una gran polémica porque era muy parecida a la Maison Ozenfant de Le Corbusier.
Lo cierto es que al mirar ambas obras se puede ver que hay una delgada línea entre inspiración y plagio. Sin embargo, estas casas de estudio de Juan O’Gorman siguen claramente las ideas de Le Corbusier en cuanto a eficiencia y bajo costo, funcionalismo y nada más.
Como en este caso los usuarios son dos artistas, las casas están pensadas para que funcionen para ellos. Al mirar la planta vemos que las viviendas cuentan con una habitación-oficina-taller-galería con doble altura y, dato importante, orientado hacia el norte para que el sol no pegue directamente en las pinturas, ya que estas se deteriorarían más rápidamente.
Biblioteca de la UNAM
Otra de las obras por la cual Juan O’Gorman es súper conocido es la biblioteca de la UNAM. No es que la construyera, sino que él (junto con otros grandes artistas mexicanos) diseñó el famoso mural que adorna la fachada principal del edificio.
Inicialmente esta biblioteca estaba pensada para ser un cubo con muros ciegos, pero O’Gorman dice «Mejor hagamos murales con todas las fachadas con mosaicos de piedra de color para llenarlas de simbolismos prehispánicos y mayas». Ha sido tal el impacto de esta intervención artística que el mismo Frank Lloyd Wright dice que es un edificio que realmente vale la pena.
Sin embargo, no todo siempre es tan bonito. Tras presentar el proyecto, la UNAM le dijo que era inviable porque no había presupuesto para semejante trabajo. En ese momento es cuando el lado artista de Juan O’Gorman toma el control y dice «¡No importa! Por amor al arte lo haré por menos dinero».
Tras mucho sufrimiento y trabajo, según se dice, el pago que recibió fue bastante miserable, lo cual no fue más que un motivo adicional que le llevó a la frustración y ansiedad.
El hecho de que Frank Lloyd Wright reconozca su trabajo como arquitecto hace que Juan empiece en una nueva etapa, esta vez, en la arquitectura orgánica. Por eso practica y hace, entonces, una de sus más grandes obras maestras que es la Casa-cueva.
Casa-cueva
Esta vez con un estilo orgánico, siguiendo las curvas del terreno, con materiales de la zona y relacionando la arquitectura prehispánica con la moderna, es que Juan O’Gorman diseña y construye una de las obras más emblemáticas de su carrera: la Casa-cueva.
Muchos, incluidos grandes arquitectos mexicanos, dicen que esta casa es una obra maestra. Pero si tan buena era, ¿qué pasó con ella? El motivo principal es que por asuntos económicos el arquitecto la tuvo que vender y la compró una artista.
A este artista, Juan solamente le pidió que la cuidara y que no le hiciera nada. La artista le dijo que no se preocupase porque ella se encargaría de cuidarla. ¿Y qué ocurrió realmente? Pues que en menos de un año la destruyó completamente. Este fue un duro golpe para Juan O’Gorman. Él decía «Mi casa es una poesía», y verla así de descuidada y maltratada le afectó mucho emocionalmente.
Tanto es así que tras este acontecimiento se hundió todavía más en una depresión profunda y decide también terminar con su etapa como muralista. De hecho, en ese momento estaba haciendo una pintura para el castillo de Chapultepec pero no lo terminó.
Conclusiones
Sin duda alguna, Juan O’Gorman era un arquitecto y artista muy apasionado y comprometido con sus ideas y con su trabajo, pero a medida que se fue dando cuenta de que la vida es cruel e injusta, cayó en un mar de depresión de la cual no pudo salir hasta el día de su muerte.
La arquitectura mexicana debe estar muy agradecida con las aportaciones y el legado que un pionero en México, como lo fue Juan O’Gorman, dejó hasta el día de hoy.
En conclusión, la vida y obra de Juan O’Gorman son un testimonio inspirador de la capacidad del arte y la arquitectura para trascender fronteras y conectar con el espíritu humano. Su legado perdura como un faro de creatividad, innovación y compromiso con la belleza y la autenticidad.
En un mundo cada vez más globalizado, las lecciones de vida que podemos aprender de Juan O’Gorman sobre la importancia de la identidad cultural y el respeto por el entorno natural son más relevantes que nunca.